1 oct 2009

Habrá vida después del G-20


El G20 compuesto por 19 países, más la Unión Europea, se perfila como el nuevo foro económico mundial. Barak Obama ha resaltado su papel al final de la Cumbre celebrada en Pisttsburg. Ha dicho el presidente de Estados Unidos que el G20 ha creado un nuevo marco de trabajo que posibilitará un crecimiento sólido, sostenible y equilibrado de la economía mundial. Aún no se sabe como lo hará. En la declaración final se dice:

“…que la transición crítica de la crisis a la recuperación para dejar atrás una era de irresponsabilidad y adoptar un conjunto de políticas, regulaciones y reformas que se ajusten a las necesidades de la economía global del siglo XXI. Queremos crecimiento sin ciclos extremos y mercados que fomenten la responsabilidad. Necesitamos crecimiento entre los países que sean más sostenibles y equilibrados, y reducir nuestros desequilibrios“.

Cómo se ve, se recurre nuevamente a la vieja formula neoliberal, mercado y crecimiento económico, con el agregado de una regulación acorde a las necesidades del sector financiero. ¿Es suficiente esto?. Claro que no, es más bien, más de lo mismo.

Hace exactamente un año se declaraba la peor crisis económica después de la gran depresión de los años 30. Un año después, según algunos gobiernos, lo peor ha pasado y la recuperación será lenta pero sostenible. ¿Es posible cantar victoria y pensar en una recuperación definitiva? Algunos piensan que no, que es muy arriesgado asumir tal situación por qué el comportamiento de las principales variables económicas no muestra signos de mejoría, solamente han dejado de caer, pero no se ve por donde pueda alcanzar los niveles que tenia la economía antes del colapso.

El programa de recuperación le dio liquidez a la economía en forma momentánea, pero al dejar de fluir dichos recursos, el sistema se pondrá a prueba. El énfasis que algunos países han puesto en la cumbre del G20 es el mantenimiento de los estímulos aplicados. Para lograr tal objetivo, han dicho, es necesario implementar medidas más estrictas que garanticen un efectivo control sobre las transacciones de capital por parte de los bancos y de las instituciones financieras. Los gobiernos con mayores problemas, como Estados Unidos e Inglaterra se han comprometido a continuar con los estímulos económicos, aunque están concientes que esto no podrá durar mucho tiempo, los recursos no son infinitos y algunos bancos, aun con las ayudas siguen en números rojos.

El ajuste fiscal se hace ahora más necesario y urgente, de lo contrario el problema podría generalizarse nuevamente. El problema se traslada al presupuesto público, y la pregunta es ¿quién pagará por el déficit que se ha creado? Cómo se piensa reparar el empleo? ¿Quién asumirá el costo del salvataje económico? Estas contradicciones puede anular la leve recuperación. En otras palabras, tratar de controlar la especulación, priorizando que los flujos de efectivo se canalicen hacia la esfera real de la economía, a partir de un control gubernamental, dejando intacta la estructura del mercado financiero, ocupado en las operaciones especulativas puede llamarnos a engaños. El mercado, está claro no resuelve este problema, que el mismo ha creado.

Sobre la regulación financiera, solo queda el compromiso de llevar a cabo un proceso que permita implementarla sobre unas bases poco más claras y estrictas. La reactivación del Fondo Monetario Internacional que se había acordado en la cumbre previa celebrada en Londres, se ha confirmado, con un margen muy pequeño de influencia para las economías emergentes, que en el fondo no cambia la estructura de poder de dicha institución y tampoco hay acuerdo sobre el papel que jugará de ahora en adelante. Las divergencias en este sentido no son poca cosa. Es claro que el FMI juega un papel importante en esta nueva configuración al convertirse en el instrumento que operativiza las directrices que dentro de los países más poderosos se diseñan y en juego esta el modelo de acumulación.

En ese sentido Estados Unidos está empeñado en mantener el poder que tiene dentro del sistema financiero. En otras palabras, lograr recuperar una posición de privilegio que cada día se deteriora más. Por eso, es claro que tanto en el amor como en la política, los hechos son los que cuentan, más que las declaraciones o las intensiones.