17 ene 2010

Desahogo

Un país se viene abajo y la desgracia humana florece por todas partes. Primero, la pobreza como condición material queda al descubierto; luego la pobreza como condición espiritual aflora rápidamente, aprovechando “las oportunidades” de la desgracia ajena. La tierra se movió a 7.3 grados Richter, dice el informe. El sistema se expande a velocidades mayores, sin que nadie informe de tan lamentable hecho

1.
Haití fue el primer país en declarar su independencia. El primer país en abolir la esclavitud. Hoy es, el país más pobre del mundo occidental. Quizás para no perder la costumbre de ser primero en todo, en lo bueno y lo malo. Está secuencia histórica explica la situación actual. Primero España, Luego Francia, y posteriormente Estados Unidos, con sus invasiones y su poder, han hecho pagar con sangre el atrevimiento de la independencia y la derrota de Napoleón a sus habitantes, y desde la invasión y ocupación de Haití en 1915 por parte de Estados Unidos, el país ha vivido ocupado, primero por la dictadura Made in USA de los Duvalier, y luego con el derrocamiento del presidente Aristide. El terremoto sólo vino a reafirmar su miseria.

2.
Para reafirmar la situación, Pat Roberson el evangelista mediático fundamentalista de Estados Unidos, ha dicho que los haitianos tienen la culpa del terremoto, debido a su pacto con el diablo, que les permitió abolir la esclavitud en 1800 derrotando a los franceses. Según él, bien merecido se los tienen, pues vista las cosas estarían mejor de esclavos. Y pensar que en Estados Unidos afirman que los extremistas fundamentalistas provienen del islam, y no se dan cuenta que los tienen en casa, justificando el odio al prójimo.

3.
Descaro. Quizás esa sea la palabra que define la política exterior de Estados Unidos en Haití y en el mundo. La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, ha dicho que su país es “su amigo y su socio”. En declaraciones dirigidas a la prensa, H. Clinton subrayó que EEUU está en Haití “por invitación de su Gobierno, para ayudar” y aseguró que estarán allí “hoy, mañana y previsiblemente en un futuro”. Con amigos así compadre, para que quiere uno enemigos.

4.
Puerto Príncipe se asemeja a un campo de batalla. Destrucción total. Bombas naturales y bombas sociales ha estallado al mismo tiempo, generando una catástrofe humanitaria. Quizás por eso, el país más rico de la tierra envía 10,000 soldados, dos buques de guerra equipados con misiles dirigidos y a los buques “Bataan”, “Fort McHenry” y el ”Carter Hall” lo cuales son de asalto anfibio, se les suman la 22 Unidad Expedicionaria de la Infantería de Marina, compuesta por 2,200 marines que realizarán tareas de control interno dentro del territorio haitiano. O sea, soldados para guerra. ¿Van a la guerra?. Bueno, los envía el Premio Nobel de la Paz, precisamente a misiones humanitarias.

5.
Por si fuera poco. La Heritage Foundation, el tink talk conservador ultraliberal, se permite hacer recomendaciones para la reconstrucción de Haití. Y adivinen cuál es su principal receta. No podría ser otra, el libre comercio. Dice ésta fundación que el terremoto brinda la “oportunidad” para reconstruir el gobierno y la economía de dicho país, basado obviamente en la apertura comercial, reducción del estado y garantía plena a las inversiones extranjeras. en otras palabras aplicar mejor las recetas del FMI. ¡Qué viva el libre mercado¡, ¡Qué muera la gente¡.

6.
No hay estado. El vacío de poder es descabellado. Esa es la explicación, tanto de los funcionarios de Naciones Unidas, como de los medios de comunicación ante el caos creado luego del terremoto. Y pensar que nuestros flamantes neoliberales nos recetan lo mismo aquí en Guatemala, reducir el estado y dejar que el mercado funcione. Si seguimos haciendo caso a semejante disparate, sólo hay que vernos en el espejo, para comprobar que pasa cuando no hay Estado.

7.
En medio del desastre, el flamante Fondo Monetario Internacional, una de las instituciones responsables de la situación social y económica de Haití “desbloquea” un fondo de 100 millones de dólares, no como ayuda financiera, sino como préstamo. Un “adelanto de condiciones crediticias”, se lee en el contrato. Y el director Dominique Strauss Kahn expresa su “profunda simpatía para con las víctimas”. Vaya ayuda. Buitres.

8.
El mundo se moviliza para realizar la mayor operación humanitaria del continente americano en toda historia. Y cómo no iba ser de otra manera, las grandes empresas también. Han creado un mecanismo muy sui generis para apoyar. En lugar de pedir donativos, piden a sus clientes que compren en sus almacenes las bolsas de ayuda, para que luego la empresa los entregue a los damnificados. Así deduce sus impuestos, mejora su imagen y vende más, claro está a costa de manipular descaradamente el sufrimiento de la gente y la buena voluntad de la ayuda.